A principios del 2016 llegó al encuentro. En ese entonces nos reuníamos en el Barrio Latino. La primera vez que hablamos me contó que venía del Aikido y estaba prácticamente recién desempacado en Braunschweig. Me contó de su interés musical y que ¡participaba en una banda latina!Poco a poco se fue integrando y llego a convertirse en uno de los miembros mas regulares del grupo. En base a ello y a su formación intercultural (además de ser políglota autodidacta) fue nombrado como “ministro de viajes”. Cabe mencionar que dicho título es bastante impreciso y no describe a cabalidad lo que eran sus actividades. En una sociedad de alta especialización, como la alemana, el título real debió ser “Ministro del viaje al mercado de navidad de Goslar”. Este cargo lo desempeñó a la perfección por varios años, como si se tratara del mecanismo de un reloj suizo.
Pero no sólo la precisión lo caracteriza. También sabe como transmutar el ambiente y llevarlo desde la calma hasta el éxtasis. ¿Cómo lo hace? Junto con su banda y su música ¡hasta las piedras se ponen a bailar! No recuerdo un sólo concierto en el que nadie bailara, sin importar que tan estrictas eran las reglas de los organizadores.
Además ha compartido con nosotros tradiciones milenarias de culturas remotas, tales como “los rones de pascua” y “los tequilas de pentecostés”.
Ahora va en busca de nuevos horizontes y se lleva al encuentro en la valija. Tiene el objetivo, y encargo, de crear una nueva rama del encuentro en otro territorio. Por todo ello, aunque ya es un personaje legendario, el día de hoy lo inducimos oficialmente a nuestro salón de la fama. Así las futuras generaciones quedarán fascinados por sus historias e increíbles proezas.
¡Gracias Juan! ¡Mucho éxito!